domingo, 25 de octubre de 2009

"Diez pequeñas historias para diez grandes imaginaciones"

Cambió de país, casa, amigos, mujer y trabajo…Pero sin embargo seguía siendo igual de infeliz que antes.

Algún día voy a cansarme de ser agradable…Y ese día voy a desfigurarles el rostro, arrancarles los ojos y desayunar su sangre junto con los primeros cereales que encuentre en oferta.


“Fue una tarde maravillosa, realmente inolvidable”. Se la paso repitiendo esas palabras durante toda la noche. Nunca quiso contarnos que pasó.


La noche estaba tal cual la había dejado aquél día. Lo único que faltaba eran las estrellas, la luna, la lluvia y…Ella.


Ni bien recibió su primera camioneta, pasó a buscar a todos sus amigos de sorpresa. Los apretujó detrás, como si fueran equipaje, y luego emprendio un viaje hacia ningun lugar, con la música a todo volumen y una conversación como cantante improvisado.


Era multimillonario, y, para ganar su amor, le ofreció el sol. Ella se regocijó como nunca y cedio ante esa enorme declaración de amor. El problema fue que aquella mujer nunca imagió que esa oferta era real.
Él le pago millones y millones a la NASA para que construyera la nave.
También, a millones y millones de kilómetros del sol, se achicharró como un maní.


Al despertar se sintió mas peludo que de costumbre. Claro, todo tuvo sentido cuando agacho la mirada a sí mismo y chocó con el cuerpo de un caniche toy.


El planeta entero consideraba que él era el mejor escritor que haya respirado en esta tierra.
Había terminado de escribir su biografía, la cual estuvo actualizando día a día durante 40 años para lanzarla como su última obra, aquella que termine de consagrarlo.
Una tarde, al llegar a su casa, se quedó petrificado, sin saber que hacer al ver que su pequeño nieto se reía a carcajadas mientras terminaba de pintarrajear con garabatos la última hoja de su obra maestra.


Fue el hazmerreir del colegio durante todos los años de estudio. Los últimos meses, antes de egresar, explotó y decidió enfrentar al capitán del equipo de futbol americano.
Terminó con el tabique roto y dos dientes menos, pero, internamente, sabía que enfrentar sus miedos lo transformaba en la persona más ganadora que haya pisado jamás el prestigiosísimo "High School Dale".


Terminó de leer, se recostó, y se quedó mirando el techo mientras reflexionaba durante todo el día.

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